Una visión impregnada de temporalidad
Por Alberto S. Calviño.
Hemos visto lo peligroso que son esos “permitidos” en cuanto a pensamientos impregnados de temporalidad que nos van empujando hacia una profunda oscuridad de la que luego será muy difícil salir.
Aquí comienza una escalera descendente donde se permite divagar en algunas cosas, diciendo “todo es absurdo, nada tiene sentido” y uno podría justificar eso pensando “bueno, la está pasando mal, está viviendo tiempos difíciles, se le enojó alguna de las esposas, etc”. Pero su pensamiento no se detuvo allí, sino que siguió cayendo y entonces escribe en 2:15:
“Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?» Y concluí que también esto es absurdo”
El hombre que le había pedido a Dios que le concediera sabiduría para gobernar a Israel y a quien Dios le concedió su petición. El hombre que escribió en Proverbios y personificó de una manera gloriosa a la sabiduría, ¡ahora está diciendo que de nada sirve ser sabio, que todo da igual! ¡Increíble!
Pero todavía se puede descender más en esta tenebrosa escalera, consideremos las palabras de 2:17
“Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!”
¡Wow, cuánta frustración y desencanto! Cuando lees estas palabras piensas: “pobre hombre”. “Aborrecí la vida” “Todo es repugnante” “Todo es absurdo” “Todo es insuficiente” “Todo es inalcanzable” “Todo es correr tras el viento”
¿Puedes ver como el pozo se hace cada vez más profundo? Cada palabra es más tenebrosa, derrotista y frustrante que la anterior. Este es el resultado de “pensamientos permitidos” que no proceden de la verdad, sino de una plataforma fraudulenta, de un razonamiento impregnado de temporalidad.
Sigamos con 2:19 “y ¿quién sabe si este sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tantos afanes y sabiduría logré hacer en esta vida. ¡Y también esto es absurdo!” En otras palabras: “para que me esfuerzo si lo que gane lo disfrutará otro”. y dos versículos más adelante expresa en 2:21:
“pues hay quienes ponen a trabajar su sabiduría y sus conocimientos y experiencia, para luego entregarle todos sus bienes a quien jamás movió un dedo. ¡Y también esto es absurdo, y un mal enorme!”
Todas estas palabras nos revelan la pérdida de una visión generacional. Él no solo está hablando en un sentido sociológico, sino que está pensando en términos personales, lo que le sucederá a él cuando deje este mundo. Evidentemente alguien lo sucedería y lejos de pensar en qué le dejaría como herencia y como piso y plataforma sobre la que pudiera avanzar, está pensando que nada de eso vale la pena.
Me viene a la mente la actitud de su padre David, quien deseaba construir una casa al Señor, pero no le fue permitido. Lejos de frustrarse entendiendo que su hijo la edificaría, le preparó todo lo necesario para que él haga la obra, como leemos en 1ª Crónicas 28
6 Dios me dijo: “Será tu hijo Salomón el que construya mi templo y mis atrios, pues lo he escogido como hijo, y seré para él como un padre.
11 Luego David le entregó a Salomón el diseño del pórtico del templo, de sus edificios, de los almacenes, de las habitaciones superiores, de los cuartos interiores y del lugar del propiciatorio. 12 También le entregó el diseño de todo lo que había planeado para los atrios del templo del Señor, para los cuartos de alrededor, para los tesoros del templo de Dios y para los depósitos de las ofrendas sagradas. 13 Así mismo, le dio instrucciones en cuanto a la labor de los sacerdotes y levitas, y de todos los servicios del templo del Señor y de todos los utensilios sagrados que se usarían en el servicio del templo. 14 Además, le entregó abundante oro y plata para todos los utensilios de oro y de plata que se debían usar en cada uno de los servicios en el templo.
¡Cuánta diferencia entre una visión y otra! David con una visión impregnada de eternidad pensó en ser un facilitador de su próxima generación. Salomón con una visión impregnada de temporalidad se sentía frustrado de que sus descendientes disfrutaran de lo que él había conseguido.
Una de las mayores tragedias de esta visión impregnada de temporalidad es que nos roba la conciencia acerca de la responsabilidad generacional que nos cabe.
Pero Salomón sigue descendiendo y un peldaño más abajo expresa en 2:23 “Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes, y ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y también esto es absurdo!”
Es interesante notar de qué manera la visión impregnada de temporalidad conduce a estos absolutos que no dejan de ser una mentira. “todos sus días plagados de sufrimientos”. Podemos tener días buenos y algunos días frustrantes, pero ¿“todos lo días”? Esto es una clara evidencia del desenfoque que estaba experimentando Salomón. La mente desenfocada por causa de la temporalidad no tiene descanso, no encuentra reposo, porque todo carece de sentido.
Pero hay más. Leamos 3:19 “Los hombres terminan igual que los animales; el destino de ambos es el mismo, pues unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el mismo para todos, así que el hombre no es superior a los animales. Realmente, todo es absurdo, y todo va hacia el mismo lugar. »Todo surgió del polvo, y al polvo todo volverá.” El nivel de frustración y confusión de este hombre está llegando a su climax. La visión impregnada de temporalidad lo había “animalizado” al rey, lo había embrutecido. ¿Cómo pudo Salomón llegar a escribir estas cosas? ¿Hasta dónde puede llegar una mente impregnada de temporalidad? ¿Se puede llegar más bajo? Sigamos leyendo.
4:7-8 “Me fijé entonces en otro absurdo en esta vida: vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto, y me abstengo de las cosas buenas?», se preguntó. ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea!”
Cada una de las expresiones de este hombre destilan frustración por causa del enfoque con el que analiza la vida. No se trata solamente de un momento de locura donde se le escapa alguna palabra inadecuada. Estamos frente a alguien que palabra tras palabra, expresión tras expresión, reflexión tras reflexión, nos permite percibir el grado de depresión, frustración y descontento en el que había sucumbido, donde la vida se reduce a una “penosa tarea”
5:7 “Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios.” ¡Bien Salomón, una buena! Parece que algo de cordura todavía le quedaba. Vamos a ver en varios versículos ciertas inconsistencias en el pensamiento de este hombre donde en una linea dice algo y a renglón seguido manifiesta todo lo contrario. Todo esto resultado de una mente llena de oscuridad.
6:1-2 “Hay un mal que he visto en esta vida y que abunda entre los hombres: a algunos Dios les da abundancia, riquezas y honores, y no les falta nada que pudieran desear, pero es a otros a quienes les concede disfrutar de todo ello. ¡Esto es absurdo, y un mal terrible!” Tengamos en cuenta que quien está escribiendo esto no es un ateo, es un rey de Israel, el pueblo de Dios. Estamos frente a un hombre que conoció a Dios y experimentó la sabiduría que provino de la misma mano de Dios. Este mismo hombre es el que de tanto en tanto expresa algunas verdades importantes con respecto a Dios, demostrando que lo conoce. Sin embargo algo sucedió en su vida. Permitió que la temporalidad impregnara su visión y lo sacara de eje y ello lo llevó a la mas profunda frustración.
6:9 “Vale más lo visible que lo imaginario. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!” ¡Qué frase descriptiva! Si lo “imaginario” es algo ilusorio, sin sustento, producto solamente de la imaginación humana, probablemente tenga razón. Ahora, si lo invisible es contrastado con lo invisible, lo eterno, entonces entramos en un terreno muy peligroso, que es la esencia misma del pensamiento humanista de “si lo veo lo creo, si no lo veo no lo creo”. Me parece que estoy entendiendo por qué Salomón no aparece en la lista de Hebreos 11.