Leyendo entre líneas
La iglesia gloriosa estuvo en el pensamiento del Padre desde la eternidad. Él la pensó y diseñó desde siempre para que sea la manifestación de su propósito eterno, siendo concebida por amor y placer.
La iglesia gloriosa es única en esencia porque refleja la expresión sublime de Él. Es por eso que a través de esta analogía con la mujer virtuosa, podremos tener un vislumbre de la idea y visión sublime del Padre sobre su Amada y comenzaremos a comprender el valor, la importancia, las capacidades, la inteligencia, la gracia y la grandeza con la que fue envestida, para realizar toda obra que se le demande.
Volvamos a Proverbios, a la mujer tipo y sombra de la Iglesia, para descubrir a través de ella, a ser esos hijos que no escatiman esfuerzos, que invierten la vida en pos del avance del evangelio eterno, trabajando con alegría, llevando fruto en todo lo que hacen.
“16 Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. 17 Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. 18 Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche.”
En estos pasajes encuentro a una iglesia inversora, que no despilfarra los recursos que llegan a sus manos, sino que los re-invierte y, con firmeza y decisión, avanza con la seguridad de estar haciendo no sólo lo correcto, sino lo que agrada al Padre. Invierte tiempo en beneficio de los demás, invierte generosamente para misiones, invierte recursos de sus capacidades y gracias para formar a Cristo en los demás.
Encuentro una iglesia que disfruta y se deleita cuando ve el fruto, todo labrador para ver el fruto debe trabajar primero, pero después festeja la cosecha con sus amigos.
No hay mayor placer que alegrar el corazón del padre al trabajar en sus labores con responsabilidad y experimentar el gozo que viene de ver vidas transformadas y útiles a Su reino.
Pero también veo el error en que se puede caer, por falta de entendimiento, al alegrarse por el trabajo que no da fruto, que para nada aprovecha, Jesús enseñó esta verdad: “Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre.”
¿Qué significa esto? Que se puede invertir tiempo, esfuerzo, dinero y capacidades pero en lo externo, en lo temporal, en lo visible, en lo que no aprovecha. Congregaciones que todo su esfuerzo es invertido en un edificio, sin entender que fuimos llamados a trabajar para “lo que permanece para vida eterna”. Fuimos llamados a trabajar por la paz, fuimos llamados a trabajar por vínculos sanos en la familia, fuimos llamados a trabajar en Su viña para dar salvación a un mundo decadente.
Pertenecer a esta iglesia gloriosa, formada por hombres y mujeres salvados pero muertos en la cruz, libres pero esclavos por voluntad y amor, debe producir en nosotros cada día un compromiso a trabajar incansablemente para que la luz de la revelación y la Verdad anulen todo engaño que quiera distorsionar la imagen que el Padre tiene de ella.
Esta mujer al igual que Jesús entendía que estaba en los negocios del Padre, por eso hay expresiones y manifestaciones de gozo y complacencia en ella. Estas mismas expresiones deben caracterizar a la Iglesia Gloriosa, porque Dios así la ve, trabajando esforzadamente, invirtiendo su vida porque descubrió el secreto de que su lámpara, símbolo del Espíritu Santo, no es algo externo, sino la Vida del Hijo manifestándose y habitando en ella.
Proverbios capitulo 1 verso 7, expresa una gran verdad vigente que cada hijo de Dios debiera tener en cuenta a lo largo de su vida.
“El temor del Señor es el principio de la sabiduría”; otra versión dice asi: “Todo el que quiera ser sabio debe empezar por obedecer a Dios.”
Estas palabras del sabio Salomón rubrican un aspecto valioso y fundamental de la naturaleza de la iglesia Gloriosa a los ojos del Padre que hoy quiero abordar en esta manera peculiar de “leer entre lineas”. La mujer virtuosa, otra vez como figura y sombra de la Realidad de Cristo, nos imparte una gran enseñanza como una iglesia que habla sabiamente.
Vs 26 “Su boca abre con sabiduría, y la ley de la misericordia está en su lengua.”
Otras versiones dicen: “Siempre habla con sabiduría,y enseña a sus hijos con amor” “Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor”
Esta mujer, en tan solo unas pocas palabras, es descripta por Lemuel con la más excelsa cualidad, la que todos como iglesia Gloriosa debiéramos expresar y aspirar, porque así nos ve nuestro Creador.
Dios ve a su Iglesia gloriosa llena de sabiduría, hablando las verdades eternas, expresando Su vida, impartiendo revelación de los misterios divinos, llevando a nuevos estadíos de inteligencia espiritual a los que tiene la responsabilidad de guiar.
El Ap Pablo en la carta a los Efesios ora para que ella, la Amada del Hijo, reciba de Dios, del Padre glorioso, Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
Esta sabiduría produce un cambio de mentalidad, para comenzar a pensar con Su mente, por eso es una sabiduría que pertenece a una naturaleza diferente, porque procede del mismo trono de Dios.
Esta mujer Virtuosa, expresaba esa sabiduria en palabras y hechos. Hoy la Iglesia Gloriosa emerge de la mediocridad, para representar dignamente a su Amado, reconociendo que en ÉL tiene todo lo que necesita y esto incluye la gracia y sabiduría divina que solo puede ser recibida y entendida a través del temor de Dios y por revelación del Espíritu Santo.
Iglesia Gloriosa, Iglesia llena de sabiduría! Esa es la visión del Padre sobre su Amada.